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Botánica
HISTORIA
El culto a las plantas - 7ª parte
Clasificación según su empleo (continuación)
Mágicas
demás de los árboles sagrados, son dignas de mención algunas hierbas relacionadas con los sacrificios; tales son las plantas mágicas. Sus propiedades extraordinarias se atribuían a la presencia de una divinidad por el espíritu religioso, mientras que el espíritu supersticioso las atribuía a efectos mágicos; así, pues, el espíritu religioso produjo la creencia en las hierbas y árboles sagrados, el espíritu supersticioso la creencia en las plantas mágicas.
Entre las hierbas mágicas ocupan preferente lugar la Kuça, especie de verbena, a menudo citada en los rituales védicos como preservativo contra infinidad de males físicos y garantía de prosperidad y bienandanza. La menta o hierbabuena, de la cual dice el geógrafo e historiador griego Estrabón que el número de sus virtudes es infinito.
La verbena, a la cual los antiguos daban los nombres de lágrimas de Isis, lágrímas de Juno, sangre de Mercurio, etc., y que creían hacía invulnerable al que la poseía; la ruda, hierba preferida de las mujeres, las cuales le atribuyen toda suerte de virtudes mágicas, y de ella se dice que Mitriades la empleaba como preservativo contra el veneno.
La Ruda era muy apreciada por las mujeres, a la que atribuían virtudes mágicas
La Mandrágora era una planta erótica por excelencia, muy utilizada por las brujas y hechiceras para sus maleficios
El loto, del cual decían los egipcios que ocultaba los secretos de los dioses y del que se valió Ulises para hacer que sus compañeros se olvidasen de su patria; en la mitología griega los comedores de lotos olvidaban a sus amigos y hogares y perdían el deseo de regresar a la tierra natal. Y el helecho, al cual se atribuye, entre otras, la virtud de resistir a todos los encantamientos mágicos.
Funerarias
Las plantas funerarias son propiamente aquellas a las que se ha atribuido un poder funesto a causa de su color oscuro y otras circunstancias, las cuales parecen avisar la muerte, así lo afirma J.B. Porta en su Phytognomonica (Nápoles, 1588); sin embargo, lo más común es dar este calificativo a las plantas que adornan los lugares de reposo y descanso, o sea los cementerios; entre las cuales hay algunas tóxicas, como la adelfa; pero gran parte de las plantas funerarias son sencillamente un símbolo de eternidad o vida eterna, a la que han pasado los seres cobijados debajo de su sombra.
El ciprés es honrado especialmente por el simbolismo de inmortalidad, representado por su majestuosidad siempre verde.
Entre las plantas o árboles con una importante significación funeraria ocupa un lugar preferente el ciprés, símbolo a la vez de la generación, de la muerte y del alma inmortal.
"El ciprés -dice De Gubernatis- es honrado especialmente por su significación funeraria, en su calidad de árbol inmortal, siempre verde (Cypressus sempervivens) y cuya madera, como la del cedro, es incorruptible, el árbol de la muerte simboliza al propio tiempo la inmortalidad"
El ciprés, irguiéndose al lado de las tumbas y a la puerta de las casas patricias que guardaban luto, no sólo significaba el dolor de los sobrevivientes y la tristeza de la muerte, sino más bien la esperanza en una resurrección.